La Revuelta Decembrista o el Levantamiento Decembrista (en ruso, Восстание декабристов, Vosstanie dekabristov) fue una sublevación contra la Rusia Imperial por parte de un grupo de oficiales del ejército ruso que dirigieron a cerca de 3 000 soldados el 26 de diciembre de 1825. Como este incidente ocurrió en diciembre, los rebeldes fueron denominados decembristas (en ruso, Декабристы, Dekabristy). Los sublevados tomaron la Plaza del Senado en San Petersburgo que, en 1925 y para celebrar el centenario del acontecimiento, fue renombrada como Plaza Decembrista (en ruso: Площадь Декабристов).
La sublevación del 14 de diciembre de 1825 en la plaza del Senado de San Petersburgo. Georg Wilhelm Timm
Aunque dentro de las sociedades o clubes que gestaron esta revuelta no todos los miembros tenían las mismas ideas igualitarias de sus dirigentes, la mayoría respetaba la existencia de la monarquía, aunque no absolutista y sí constitucional. Desde el otro lado de Europa les llegó lo establecido en la Constitución de Cádiz y algunos llegaron a defender la aplicación en Rusia del modelo español.
Pável Péstel, líder de la sociedad del Sur redactó una constitución mucho más radical. Péstel deseaba la completa destrucción del régimen zarista a través de la revolución y la introducción a la república por una dictadura temporal. Péstel diseño su plan final para destruir cualquier posibilidad de reascensión de los Románov. La idea, de acuerdo con la de Rafael de Riego en España o los carbonarios en Italia, llamaba a un golpe de Estado para limitar la inestabilidad y la eliminación completa de la familia real.
Un miembro fundador de la Unión de Salvación y miembro principal de la sociedad del Norte, Nikita Muraviov, fue educado por un seguidor de Robespierre. Muraviov estaba entre los oficiales que entraron en París al final de la guerra contra Napoleón, y allí conoció a algunos de los principales actores políticos de la época. Según la historiografía rusa tuvo gran influencia en Muraviov el masón español Juan Van Halen, mayor general del Ejército Imperial, antiguo conspirador contra Fernando VII de España, que acudía a las reuniones de la Unión de Salvación y a la logia Asturias, de la que eran también miembros Viada y Espejo, ayudantes españoles del teniente general e ingeniero Agustín de Betancourt, influyente en la Corte.
Nikita Muraviov
En la mañana del 26 de diciembre de 1825 se puso en ejecución el plan decembrista, y 3000 soldados fueron llevados por Muraviov y Yevgueni Obolenski a la Plaza del Senado, estacionándose junto a la estatua de bronce de Pedro el Grande. Tras varias negociaciones y cargas de caballería, los oficiales zaristas abrieron fuego contra los rebeldes causando graves bajas y provocando rendiciones de inmediato y una huida en desbandada. La revuelta fue disuelta y sus miembros perseguidos dando fin a la sublevación.
Hace un tiempo publiqué un artículo sobre la visita que realizaron Diaghilev y Stravinsky a la Semana Santa sevillana. Relacionar esta celebración religiosa con Rusia puede parecer imposible o raro, más aún con la URSS. Sin embargo para sorpresa de uno se acaba descubriendo un nuevo hilo conductor. Los más familiarizados con esta fiesta conocerán al dedillo el vasto repertorio de marchas de procesión que se interpretan por las calles de la capital andaluza (y de otras ciudades españolas). Es todo un género musical dentro de la música española como lo son las marchas de "moros y cristianos" que se celebran en Levante. Entre estas marchas de Semana Santa encontramos una falsamente atribuida al compositor renacentista Giulio Romano Caccini. Y es que el verdadero compositor fue el soviético Vladímir Fiódorovich Vavílov quien firmaba sus composiciones con el nombre de otros famosos compositores del pasado. Esta aria en concreto (arreglada para marcha por Ramiro Mínguez Martínez) fue firmada por el propio Vladímir como anónima. Tras su muerte y a través de un colaborador suyo fue atribuida a Caccini. Hasta que el musicólogo Mark Sakhin y otros testigos de la época confirmaron que la obra fue compuesta por Vavílov. Sobre por qué Vavílov atribuía sus composiciones a otros autores se sospecha que por motivos políticos ya que eran tiempos de censura y persecución. También se dice que al propio Vavílov no le importaba ya que lo que deseaba era que sus piezas se tocasen y se valorasen llegando a creer que firmadas por él no tendrían reconocimiento. También se sospecha que muchas canciones de la Soyuzmultfilm (la Walt Diney de la URSS) son suyas aunque no se ha podido demostrar. La hija de Vavílov en una entrevista pidió que al menos el nombre de su padre apareciese junto al compositor al que popularmente fueron y son atribuidas sus partituras.
Vladímir Fiódorovich Vavílov (5 de mayo de 1925 – 11 de marzo de 1973), conocido como Vladímir Vavílov, era un guitarrista, laudista y compositor soviético. Fue un estudiante de un maestro de la guitarra llamado P. Isakov y Logann Admoni el cual era un compositor en la Universidad de Música Rimski-Kórsakov de Leningrado. Vavilov jugó un papel importante en el resurgimiento de la música antigua en la Unión Soviética. Junto con otros artistas preparó el programa "Poesía de España y América Latina".
Vavílov creó la mayoría de sus obras en laúd como en guitarra, trabajó en una editora estatal de música, ocupando el puesto de editor y compositor. Él rutinariamente atribuía sus propias obras a otros compositores, normalmente del Renacimiento o Barroco y de épocas más tardías que las mencionadas anteriormante, generalmente sin respetar el estilo apropiado, falsificando obras de épocas anteriores. Sus obras lograron enorme circulación y algunas de ellas consiguieron estatus de música folk auténtica, con diferentes poemas puestos a sus melodías.
Vavílov aunque fue un gran compositor, murió en condiciones de pobreza, sufriendo cáncer de páncreas. Unos meses después se publicó "La Ciudad de Oro", que llegó a ser un éxito inmediato.
Las más famosas de sus anónimas o falsamente atribuidas composiciones son:
-"Сanzona Por Francesco da Milano". Los letristas Anri Volojonski y Alekséi Jvostenko posteriormente pondrían letra con esta música a la canción llamada "La Ciudad de Oro" (en ruso "Город Золотой"). La canción llegó a ser un éxito en los 80 cuándo fue interpretada por Aquarium para la banda sonora de la película Assa.
-"Mazurka por Andréi Sychra"
-"Eleía por Mijaíl Vyssotski"
-"Melodía rusa (tremolo estudio) por Mijaíl Vyssotski"
-"Ricercar por Niccolo Nigrino"
-"Impromptu" por Mili Balákirev (el compositor que versionó el himno español o Marcha de los granaderos).
-"Ave María" (el mismo Vavílov escribió debajo Anónimo). Es a menudo cantado en nuestros días por Inessa Galante, Andrea Bocelli, Sumi Jo, Charlotte Iglesia inter alia.
Como habíamos mencionado en la última entrada, Carlos VII tuvo un hijo llamado Jaime de Borbón y Borbón-Parma quien en 1896 fue nombrado por el zar Nicolás II alférez del Ejército Imperial Ruso con destino al Regimiento de Dragones de Loubuy, n.° 24. En diciembre de 1897 fue trasladado al Regimiento de la Guardia Imperial de Húsares de Grodno; y en el verano de 1899 formó parte de una comisión militar rusa enviada a las fronteras de Afganistán, Turquestán y Persia, pasando después de guarnición a Varsovia.
Retrato de don Jaime con el uniforme de coronel de la Guardia Leib de Grodno
Emblema del Regimiento de Húsares de la Guardia Leib de Grodno
En el año 1900 participó en la expedición contra los bóxers en China como agregado del Estado Mayor del ejército ruso, distinguiéndose en el ataque a los fuertes de Peitang, por cuya acción fue condecorado. En varias de las cartas que envió su padre desde el exilio al palentino Matías Barrio y Mier escribió sobre la partida y regreso de su hijo de esta expedición:
Intervino asimismo en 1904 en la guerra ruso-japonesa. De acuerdo con el Barón de Artagan, en la batalla de Liaoyang Don Jaime permaneció tres días seguidos a caballo bajo el fuego enemigo; y en el sangriento combate de Vafangón el veterano general ruso Samsónov, quiso obligarle a retirarse de un punto donde la metralla japonesa barría las filas rusas, diciéndole: «¡Capitán Borbón! ¡vuestra existencia no os pertenece, puede ser necesaria a España!», a lo que Don Jaime habría contestado: «¡General, si yo fuera cobarde no sería digno de mi Patria!», espoleando al caballo hasta llegar a las trincheras japonesas en medio de una lluvia de fuego. Debido a sus méritos en esta guerra, fue ascendido a comandante de Caballería.
Liaoyang - Pagoda china
El Gran Duque Borís y el príncipe Jaime de Borbón
Port Arthur - El Gran Duque Borís y el príncipe Jaime de Borbón en la ribera, cerca de la Montaña de Oro
El príncipe J. de Borbón
Port Arthur - Marineros japoneses hechos prisioneros a bordo de un brulote
A la muerte de su padre Don Carlos en 1909, presentó la renuncia de su cargo en el Ejército ruso, pero ésta no fue aceptada por el Zar, que le concedió el nombramiento de coronel de húsares de la Guardia Imperial, aunque le autorizó para salir de Rusia.
Su carrera militar a las órdenes del Imperio Ruso
Al parecer ya antes de 1877 don Jaime comenzó a estrechar relaciones con la corte de San Petersburgo y en 1895 pudo ingresar en el Ejército Ruso.
Entre abril y junio de 1996 se unió a una unidad de caballería de Odesa donde realizó tareas rutinarias. En 1897 fue transferido a Varsovia donde llegó en marzo o abril del año siguiente. Pasó al menos 6 años allí hasta que partió hacia Austria a finales de 1903.
Don Jaime llegó a Varsovia después de al menos medio año en el ejército ruso. En Varsovia fue asignado al Гродненский гусарский лейб-гвардии полк (Regimiento de húsares de la Guardia Leib de Grodno). Su nueva unidad era un regimiento de caballería que formaba parte de la muy prestigiosa Лейб-гвардия o Guardia Imperial. A este regimiento ingresó con el rango de alférez, siendo el 17 de septiembre de 1900 promocionado al rango de teniente. En 1904 fue ascendido a capitán y finalmente a coronel. En misiones con el Ejército Ruso sirvió en Turquía, Afganistán y Persia (desde el verano hasta el otoño de 1899), en unidades de combate durante el levantamiento de los bóxers en China (desde el verano de 1900 hasta la primavera de 1901) y durante la guerra ruso-japonesa (a partir de la primavera de 1904). Durante el estallido de la guerra contra Japón a principios de 1904 Don Jaime estuba con su padre en Venecia donde fue llamado a filas.
Entre sus condecoracoiones militares se encuentran:
- Orden de San Stanislao
- Orden de Santa Anna
- Orden de San Vladimir
- Medalla Por la campaña de China
- Medalla En recuerdo de la guerra ruso-japonesa
Don Jaime como alférez en 1898
Su vida privada en Varsovia
Inicialmente Don Jaime vivía en el barrio militar de Sielce, apenas dentro de los límites administrativos de la ciudad; su residencia era un modesto apartamento de una habitación en los cuarteles de los oficiales del regimiento en la actual Ulica Szwoleżerów, con dos ordenanzas, uno de ellos español, al lado. A partir de junio de 1900 ya fue reportado como que vivía en la actual Ulica Fryderyka Chopina en una zona lujosa y prestigiosa, en un edificio de apartamentos de nueva construcción. A pesar de su modesto rango don Jaime participó en fiestas oficiales con los más prestigiosos de la ciudad, ya sean miembros de la Casa de Romanov, generales de alto rango rusos, comandantes de distritos militares o funcionarios civiles como el presidente de Varsovia. Muy esporádicamente se informó que participaba en reuniones de las élites locales relacionadas con las visitas de sus parientes lejanos como Fernando de Orleans. o fiestas de aristócratas polacos como el conde Mieczysaw Woroniecki.
Cuartel en la actual Ulica Szwolezerów
La residencia de don Jaime en la actual Ulica Chopina
En general no se integró mucho en la vida comunitaria local. Declaró pasar su tiempo libre en teatros y restaurantes. Sin embargo fue una figura notable de la ciudad como deportista; además de unirse a la sociedad local de carreras de caballos fue particularmente reconocido por sus actividades automovilísticas. Era dueño de uno de los primeros coches en Varsovia, una máquina De Dion Bouton supuestamente muy apreciada por los habitantes de la ciudad. El único habitante local con el que parece que tuvo una estrecha relación fue Stanislao Grodzki, un pionero del automóvil de Varsovia y propietario del primer concesionario de automóviles.
No está claro hasta qué punto el servicio en el ejército ruso contribuyó a su formación. Los oficiales del cuerpo de la Guardia Imperial le hicieron una compañía peculiar, con identidad, valores y rituales propios, especialmente en un ambiente étnicamente ajeno. Según el cliché polaco sus deportes preferidos eran supuestamente las mujeres, beber y atormentar judíos en la alegre guarnición más occidental del Imperio, llamada en el argot de los oficiales rusos la "Alegre Varsovita". Algunos de sus oponentes carlistas afirmaron que a principios de 1900 don Jaime ya era una persona ideológicamente descarriada.
La política española en Varsovia
La prensa de Varsovia de la época estaba bastante bien informada sobre los acontecimientos en España, con la guerra contra los Estados Unidos sistemáticamente reportada e incluso los resultados de las elecciones de Cortés discutidos hasta detalles minúsculos; por ejemplo, en 1899 se señalaron 4 carlistas como elegidos. A pesar de las referencias ocasionales al carlismo en columnas de noticias, los casos de vinculación de estos informes con don Jaime en Varsovia fueron bastante excepcionales. Por lo general, notas de prensa referidas a don Jaime como "Su Alteza Real", se mantuvieron en un estilo educado que nunca se ha convertido en algo más que un desinterés simpático. No se ha identificado ni un solo caso de postura hostil o amistosa hacia los carlistas.
Históricamente las relaciones entre Rusia y el carlismo han estado marcadas por la indiferencia con manifestaciones ocasionales de simpatía mutua. Don Jaime no ha sido señalado como involucrado en ninguna iniciativa política, aunque sus participaciones en fiestas oficiales rusas con miembros de la Casa de Romanov fueron claramente aromatizadas con matices políticos. En una oportunidad, el príncipe hizo algunos esfuerzos para cortejar a los polacos, refiriéndose a presuntos combatientes polacos en las filas de las tropas legitimistas durante la última guerra carlista.
Los servicios diplomáticos oficiales españoles trataron de vigilarlo de cerca.
Jaimistas en Manises, Valencia (1921)
Su servicio en el ejército ruso se menciona cuando se discuten controversias dentro del carlismo relacionadas con el papel de España en la Primera Guerra Mundial. Los trabajos que tratan de las relaciones hispano-polacas reconocen incluso breves episodios polacos de celebridades como Pablo Picasso o Carmen Laforet, pero ignoran a don Jaime, a pesar de que junto a Sofía Casanova (1907-1945) e Ignacio Hidalgo de Cisneros (1950-1962) es uno de los españoles más conocidos que residieron permanentemente en Varsovia.
En 1876, terminada la Tercera Guerra Carlista en España, el pretendiente al trono Carlos de Borbón y Austria-Este tuvo que abandonar España. Los años posteriores a la derrota los dedicó a viajar. Entre los países que visitó se encuentra Rusia donde su visita provocó un enorme interés.
Carlos VII
Carlos VII entró a Rusia por el Sur, llegó a Bulgaria asistiendo a la toma de Nicópolis durante la Guerra Ruso-Turca e ingresando en el cuartel general de Carlos I de Rumanía. Tomó parte en las batallas de Pleven, donde cargó con un regimiento de caballería, por lo que fue condecorado con la cruz del valor militar. Visitó Kishinev (actual capital de Moldavia), Moscú, y el dia 30 de enero llegó a San Petersburgo en tren. En la estación le recibió el Gobernador de la ciudad, el general Trepov quien le llevó al hotel donde ya le habían preparado las habitaciones de lujo.
Entrega de Nikópolis. Nikolái Dmítriev-Orenburgski
Toma de Grivitsa. Nikolái Dmítriev-Orenburgski
A las dos de la tarde Don Carlos se marchó hacia el Palacio de Invierno, y la misma noche visitó el Gran Teatro para ver el ballet “La Bayadera” de Ludwig Minkus. En principio ocupó un palco privado en el balcón, pero luego fue invitado al Palco Imperial.
El dia 31 de enero le visitaron el heredero al Trono del Imperio Ruso, varios Grandes Duques y altos funcionarios. Comió en el Palacio de Invierno con toda su comitiva, por la noche se presentó en la fiesta celebrada en el palacio del Gran Duque Vladimir Aleksandrovich, hijo de Alejandro II. Se le concedió un lugar de honor a la mesa. El 1 de febrero los oficiales del Regimiento de la Guardia de los Ulanos celebraron una comida de gala en honor al duque de Madrid.
Palacio del Gran Duque Vladímir
El 2 de febrero la nobleza de San Petersburgo celebró un baile en honor a Don Carlos que presenció la familia imperial. De acuerdo al periódico “Tiempos Nuevos”, Don Carlos fue objeto de atención de las damas. De hecho, varias damas estaban convencidas de que la ópera “Don Carlos” había sido dedicada al ex pretendiente carlista.
Parece que la llegada de Don Carlos fue un evento muy importante para la sociedad petersburguesa: “El objeto principal de atención y rumores del momento actual es, sin duda, Don Carlos. La impresión causada por el príncipe, sobre todo entre los oficiales de la Guardia, es encantadora. Según la opinión de las damas, en Rusia habría podido conseguir muchas más victorias que en España”. La "Gaceta de San Petersburgo” del 3 de febrero dice lo siguiente: “Delante del hotel Demut durante casi todo el día se ve una cola enorme de carruajes. Los representantes de la nobleza de San Petersburgo hacen visitas a Don Carlos, el duque de Madrid. Entre otros funcionarios, le visitaron el Canciller Gorchakov, el Ministro de la Corte Adlerberg y otros”.
Al día siguiente tuvo lugar una fiesta en el Palacio de Invierno a la que asistieron los representantes del cuerpo diplomático, viajeros famosos, jefes de diferentes regimientos de la Guardia, todos los senadores, oficiales de la Guardia y ayudantes personales de los generales. “A las 9 de la noche llegaron Sus Altezas y se reunieron en el Salón de Malaquita: su Majestad, el Heredero al Trono con sus esposa, los Grandes Duques y el duque de Madrid Don Carlos. A las 00.30 todos se fueron a cenar a la Sala de Nicolás. Su Majestad con Sus Altezas y con el Duque de Madrid comieron juntos en la misma mesa", - nos cuenta el Diario Palaciego.
Sala de Nicolás
Según las descripciones de aquella fiesta no solo la nobleza colmó de atenciones a Don Carlos, sino también el propio Alejandro II, lo que provocaría bastante disgusto en la Embajada de España en San Petersburgo. Los periódicos seguían discutiendo sobre el motivo de la llegada de Don Carlos y su acogida tan calurosa. Los periódicos conservadores negaban cualquier motivo político y decían que había sido recibido con la hospitalidad tradicional rusa, mientras que la prensa liberal estaba en busca de otros motivos, por ejemplo, sospechaba que el príncipe carlista quería reclutar a los oficiales rusos para su ejército. Todos los artículos satíricos contra Don Carlos eran perseguidos por la censura.
Carlos VII en un dibujo de la revista británica Vaniti Fair de 1876
Mientras tanto, la estancia de Don Carlos en San Petersburgo iba llegando a su fin. Antes de salir hizo varias declaraciones acerca de su renuncia a la corona de España diciendo que su deber era seguir luchando por su hijo quien tendría que ser rey. El príncipe se quedó encantado de San Petersburgo y de la acogida que había tenido en la sociedad aristocrática. La “Gaceta de San Petersburgo" informaba que Don Carlos tenía planeado dedicar una parte de sus memorias de viaje a su estancia en Rusia. El 8 de febrero a las 11 de la mañana tomó el tren en la Estación de Varsovia y partió a Europa. Le acompañó a la estación el Gobernador de la ciudad, el general Trepov. Se dijo que antes de marcharse premió a todas las personas que le habían prestado sus servicios pagándoles 100 rublos y regaló una fotografía suya al oficial de policía que le había acompañado todo el tiempo.
Estación de Warsovia en S. Petersburgo a mediados del siglo XIX
Don Carlos tuvo un hijo llamado Jaime que fue Oficial del Ejército Imperial Ruso al que se dedicará una entrada aparte en el blog.