viernes, 9 de febrero de 2018

El Cosaco Verde

A partir de 1960 el cómic en España dio a luz a un héroe ruso, El Cosaco Verde. Su creador y guionista no es ni más ni menos que Víctor Mora, autor de "El Capitán Trueno", el cómic español que más éxito ha tenido en la historia. La parte gráfica corre a cargo de Fernando Costa.


El Cosaco Verde sigue esquemas similares al Capitán Trueno. Está ambientado en la Rusia de mediados del S. XIX. Sus aventuras transcurren entre los grande ríos rusos Volga, Don, Kama, Oka, Dviná Septentrional y los Montes Urales. Inspirado lejanamente en Miguel Strogoff -según confesión del propio creador- el Cosaco Verde es hijo de un “atamán” (jefe de cosacos), que tiene su campamento junto al río Don, en las inmensas estepas donde rusos, turcos, kurdos, kirguises, mongoles y otras variadas etnias conviven difícilmente. Pero nuestro héroe prefiere vagabundear en busca de aventuras que seguir los pasos de su padre, lo que le llevará a recorrer el mundo enfrentándose a bandidos, piratas, tiranos y algún que otro científico loco, llegando a Canadá y a Alaska e incluso al lejano Oeste, donde conocerá a Buffalo Bill.

Como es propio de este tipo de series, el protagonista va siempre rodeado de un grupo de amigos incondicionales. El forzudo Karakán es un montañés gigantesco cuyo extraño idioma solo el Cosaco entiende. Iván es un adolescente a quien nuestro héroe adopta en el primer episodio, tras salvarle la vida. El humor lo pone Sing Li, filósofo bajito y regordete, que tiene a mano un proverbio chino para cada ocasión, personaje en apariencia inofensivo pero capaz de sacarse un cartucho de la manga y provocar una escabechina en las filas del enemigo. La eterna novia del protagonista es en este caso Sankara, bella mongola de armas tomar, hija de un jefe de clan. Pretende casarse con el Cosaco, ya que -según ella- los padres de ambos los prometieron siendo niños.



El Cosaco Verde se mantiene en el mercado durante 144 ediciones fechadas entre un 16 de mayo de 1960 (coincide con el número 189 de El Capitán Trueno y el 84 de El Jabato) y el 11 de febrero de 1963 (cuando El Capitán Trueno llevaba una numeración de 333 ejemplares y El Jabato de 228) a las que tan solo se acompaña por un extra de verano y un almanaque, ambos de 1961.


Al esquema del héroe perfecto (Cosaco Verde, como siempre sin nombre ni apellidos) acompañado de un adolescente huérfano (Iván), un forzudo poco inteligente (Karakán) y una bella dama más que interesada en formar lazos maritales con el héroe (Sankara), se le une la figura de un chino gordezuelo y de aspecto antiheroico cuya especialidad es la inacción entendiendo por ella actividades que en la época debían ser de segunda como era la lectura de los sabios filósofos, la cocina y la intendencia en general y la cirugía de precisión sobre las heridas del héroe. Para ser el soporte cómico el mofletudo Sing-Li resulta mucho más interesante y cultivado que cualquiera de sus compañeros de aventuras. Mora, que en esta obra firma como R. Roldán, le concede un aspecto y una psicología que evoca una figura "sanchopancesca", pero cualquier análisis más riguroso lo equipararía a un sabio de la naturaleza de Leonardo Da Vinci. Resultan de lo más ingenioso los proverbios y aforismos que el afortunado personaje declama a lo largo de toda la obra, a la par que saca de un zurrón sin fondo toda suerte de artilugios siempre oportunos para resolver la misión.


De la biografía de nuestro protagonista son contadas las cosas que se saben. Es hijo de un atamán (¿el Atamán Verde?) y está prometido a Sankara desde que ambos eran niños. Para la chica la idea del casorio le resulta muy gratificante y para el Cosaco simplemente desdichada. En el número 115 aparecen los padres y suegros del protagonista además de malograrse la boda merced a una argucia de Sing-Li demasiado estirada.


Victor Mora añadió el adjetivo "verde" al título para evitar la censura franquista.

En 1994 la obra fue reeditada por Ediciones B.


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