martes, 30 de enero de 2018

Una historia de amor en la América hispano-rusa

Este texto está extraído del artículo que Carmen Marín escribió para RBTH: Te amaré eternamente... - Russia Beyond ES (rbth.com)

Esta historia transcurre en la época en la que Rusia y España eran vecinos en los confines de sus respectivos imperios. 


Como se sabe, Rusia también tuvo sus ambiciones colonizadoras en América. En 1803 el conde Nicolái Rezánov es nombrado por el emperador Alejandro I para realizar la primera expedición rusa alrededor del mundo desde la base naval de Kronshtadt. Rezánov era cofundador de la Compañía Ruso-Americana y principal impulsor del proyecto que llevó a la Rusia zarista a instalarse en las costas de California en el siglo XIX. Por lo que se dice era un hombre de vasta cultura, miembro de la Academia de Ciencias, hablaba cinco idiomas, poseía una gran biblioteca y tocaba el violín.

Nicolái Rezánov
Hacia 1806, por la costa de la Alta California, Nueva España llegaba a San Francisco y a las misiones de San Rafael y Sonoma. Uno de los objetivos del conde Rezánov en el viaje era inspeccionar la América rusa, o sea, las colonias rusas en las costas de Alaska. El objetivo era retornar a San Petersburgo con un plan diseñado por él, tras haber evaluado in situ el volumen de la ayuda necesaria.

Una moneda conmemorativa de la primera circunnavegación oficial rusa en la que participó Rezánov.

El conde regresa en abril de 1805 a Kamchatka, a Petropávlovsk. Allí toma la decisión de ir a Alaska y llega felizmente a la principal colonia rusa en aquellas costas, Novoarjángelsk, situada en la isla de Sitka.

Un monumento marca el lugar donde estuvo enterrado Rezánov en Krasnoyarsk en el antiguo cementerio de la Resurrección.

Ante su sorpresa, los colonos rusos se encontraban en una situación desastrosa y precaria. El conde compró productos alimenticios y otras mercancías a uno de los comerciantes americanos, y además, el barco Yuno que para los rusos se convirtió en Yunona. Pero esto no era suficiente, por lo que Rezánov decide viajar a bordo de la fragata Yunona a California, con la esperanza de comprar sobre todo grano, imposible de producir en las duras condiciones climáticas de Alaska.

Sin embargo, aunque fue recibido con gran amabilidad por los californianos, no resultó tan fácil realizar compras en California, rápidamente se le hizo saber que las leyes de España prohibían a las colonias comerciar con potencias extranjeras y que el gobernador de California era incorruptible, cosa que, por otra parte, en nuestros días suena algo extraña.

Aun así, en seis semanas de su estadía en California, Rezánov establece buenas relaciones con el gobernador José Arillaga y llega a ser invitado asiduo en la casa del alcaide del real presidio de San Francisco, José Darío Argüello.

Este últmo es el que lograría persuadir a las autoridades coloniales españolas de hacer una excepción que supondría un negocio mutuamente ventajoso. En las bodegas del barco ruso se cargó trigo, cebada y leguminosas; y a los españoles, a cambio, se les vendieron útiles para la agricultura y herramientas de trabajo y todos quedaron la mar de contentos. La primera experiencia comercial con California fue acertada.

Rezánov aspiraba a consolidar en el futuro los intercambios comerciales entre la América rusa y California .Y entre una gestión y otra, entre esperanzas y ambiciones, surgió súbitamente el amor entre él y la hija del alcaide del presidio, María de la Concepción Marcela Argüello. La relación fue tan intensa como breve y durante las seis semanas que el ruso permaneció en San Francisco, no se separaron apenas ni un minuto.

Una versión menos romántica cuenta que Rezánov no parecía una persona capaz de perder la cabeza por amor. Su relación con Conchita podría estar basada en un interés diplomático. Según testigos, por parte de la joven Conchita podría encaprichamiento más que pasión el sentimiento que despertó en ella Rezánov. Éste le habría llenado poco a poco la cabeza de promesas sobre una vida de lujos en el palacio imperial. Pronto solo soñaría en convertirse en la mujer de un chambelán ruso.

El conde, viudo hacía tiempo de Natalia Shelikhova parecía que hubiese revivido con este sincero amor correspondido. Los padres de la joven quedaron perplejos cuando el invitado les pidió la mano de su hija y más aún al saber que ni a su hija ni a su enamorado les suponía un problema la diferencia de religiones de ambos. Se hicieron los trámites para solicitar la autorización del Vaticano para contraer matrimonio entre una católica y un ortodoxo. Rezánov escribió cartas personales al Papa (sólo con autorización del Papa se podían casar dos personas de diferente religión, en este caso católica y ortodoxo), al Zar y al Rey de España buscando su consentimento al enlace.

María Concepción Argüello.

Pero el destino se encaprichó en ser cruel con estos amantes. Rezánov esperaba retornar en dos años y Concepción prometió esperarle. Y ya se sabe, ese tipo de treguas no suelen acabar bien. Así fue, ella cumplió su promesa y como era de esperar, nunca más volverían a verse.

Nikolái Rezánov partió de California hacia Alaska en la fragata Yunona, cargada con provisiones para los colonos rusos. Después regresó a las costas patrias, desembarcó en el puerto de Ojotsk y decidió seguir por tierra su camino a San Petersburgo atravesando todo el país, sin saber lo que el destino le deparaba, embarcado en la difícil aventura de un largo viaje a través de la “tierna” Siberia.

El conde Rezánov regresaba con planes de ampliación de la América rusa que aspiraba incluso a anexionarse toda California y la costa oeste de América del Norte en general propiciando la inmigración inmediata a gran escala a esta zona desde Rusia y aprovechando la debilidad que España tenía en la zona. Si Rezánov hubiera vivido más años, es muy probable que hubiera cumplido su objetivo cambiando así el destino de los EEUU, Rusia, España y México es decir cambiando el mundo que hoy conocemos. Durante la travesía siberiana, enfermó tres veces de neumonía y la tercera coincidió con una aparatosa caída del caballo cuando trataba de llegar a San Petersburgo. Falleció en Krasnoyarsk, en marzo de 1807.

Concepción, horrorizada, fuera de sí y desconsolada, se mostró escéptica a las noticias que le llegaron a California de la muerte de su amado y durante muchos años siguió esperándolo cual Penélope a Odiseo. Y al igual que el personaje de la Odisea, rechazaba uno tras otro a los pretendientes más envidiables de California. El sueño de la brillante vida en sociedad que le esperaba en San Petersburgo con su amado conde se redujo al refugio en la casa paterna en compañía de sus sufrimientos.

Así las cosas, la singular ermitaña se dedicó a servir a los pobres y a atender a los enfermos desvalidos. No faltaron los que afirmaban que había sido vilmente engañada por el conde. Y solo en 1842 supo a ciencia cierta la verdad de la tragedia y que su amor por ella fue real, fecha en la que decidió tomar los hábitos definitivamente. Ingresó en el convento de Santa Clara. Fue pues la primera monja originaria de California en ingresar en la orden dominicana. Son las actuales "The Dominican Sisters of San Rafael", de Benicia. Murió con 67 años. Según otras fuentes, Argüello estuvo esperando el permiso del Papa para casarse. Y se enteró de la muerte de Rezánov un año más tarde, en 1808, cuando el jefe de la Compañía Americana de Rusia, Aleksandr Baránov, escribió a su hermano. Aunque liberada de su compromiso, optó por permanecer célibe para, finalmente, entrar en clausura pasados los 60 años de edad

Tumba de María Concepción en Monterrey.

Y en cuanto a los proyectos colonizadores se refiere, tras la derrota mexicana en la guerra con Estados Unidos y la firma del tratado de Guadalupe Hidalgo, California y todo el norte de México, pasaron a manos estadounidenses, Rusia cedió el fuerte conocido como Fort Ross a los nuevos dominadores y México perdía así la mitad del territorio de lo que fue el virreinato de Nueva España.

El aventurero conde, por su parte, nombró con el apellido de su amada una minúscula isla cerca las costas de Alaska, pero nunca se supo si la noticia llegó a oídos de ella.

En su sepulcro en el panteón de la Orden de Santo Domingo en California se erige una estatua de mármol blanco rodeada de flores. En el de Nikolái Rezánov, en el cementerio de Santa Trinidad en Krasnoyarsk, en una cruz grande de mármol blanco, se leen unas líneas de la ópera rock, Yunona y Avós. De un lado del monumento está escrito: “Nikolái Petróvich Rézanov. 1764-1807. Nunca te veré”, del otro reza: “María Concepción de Argüello. 1791-1857. Nunca te olvidaré”.

Tumba de Rezánov en el cementerio de la Trinidad en Krasnoyarsk.

En el 2000, cuando se colocó el monumento en Krasnoyarsk, asistió el sheriff de Monterrey que dispersó un puñado de tierra de la tumba de la abnegada enamorada sobre la de Nikolái Rezánov, llevándose de regreso el puñado de tierra de la sepultura del conde, para dispersarla sobre el lugar del último refugio de Concepción.

Y si bien es comprensible ese enamoramiento temprano y esa pasión surgida por el hechizo de la personalidad de aquel conde ruso, lo que permanecerá siempre en el misterio y no dejará de sorprender es cómo pudo aquella mujer tan joven, mantener esa pasión tan viva, a lo largo de tantos años. De acuerdo a la leyenda Conchita se dirigía cada mañana durante más de un año  al cabo, se sentaba en las piedras y miraba distraída el inmenso océano tal vez esperando ver aquellas velas escarlatas de las que una vez habló el escritor ruso Aleksandr Grin. En la actualidad sobre este cabo en el que se sentaba Conchita se encuentran los soportes del puente Golden Gate.

Monumento original sobre la tumba de Rezánov en el cementerio de la Resurrección antes de ser destruido tras la Revolución. 
Cenotafio de Rezánov basado en el monumento original de arriba. Plaza Mir, Krasnoyarsk.


Monumento a Rezánov. Plaza Mir de Krasnoyarsk.

En la cultura popular


Esta historia de amor ha inspirado a varios escritores y compositores. 

Francis Bert Harte, un poeta de San Francisco, escribió el poema Concepción de Arguello

En 1937 Gertrude Atherton escribió una novela llamada Rezánov y Doña Concha. La misma escritora escribió una biografía sobre Rezánov en el centenario del apasionado romance.

Pero es sin duda la ópera-rock "Юнона и Авось" (Juno y Avós fueron dos de los barcos de la expedición de Rezánov) de 1981 la que causó sensación de masas, sobretodo en la URSS donde se realizó. Compuesta por Alexei Rybnikov y el poeta Andrey Voznesensky fue estrenada en el teatro Lenkom de Moscú bajo la dirección de Mark Zakharov. La primera representación en el extranjero fue llevada a cabo en el Espace Cardin Theatre de París en 1983. Todavía sigue en cartel en el teatro que la vio nacer: https://lenkom.ru/shows/8





Desde entonces no han dejado de surgir versiones basadas en esta ópera como la de patinaje sobre hielo cuyas hermosas fotos podeis ver en los siguientes enlaces:



O la versión americana:


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