martes, 13 de noviembre de 2018

La charoska, un ritual ruso en el Ejército español


Resulta llamativo comprobar que la avenida principal de la Base Militar El Empecinado, la que cruza de Norte a Sur, lleva el nombre del último zar de todas las Rusias, Nicolás II, el último de los Romanov. ¿Por qué se recuerda a Su Alteza Imperial en una instalación militar española? ¿Por qué precisamente en la sede del Regimiento de Caballería Farnesio 12? La respuesta se encuentra en las páginas del historial del Regimiento de principios del siglo XX, y estrechamente relacionada con uno de los rituales ya más populares del Arma de Caballería española: la charoska.



Ahora situémonos en el año 1908. En el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 25 de enero de ese año, aparece un Real Decreto que dice textualmente:

Queriendo dar un relevante y distinguido testimonio de Mi sincera amistad y afectuosa consideración á Su Majestad el Emperador de Rusia, Nicolás II, Vengo en nombrarle Coronel Honorario del regimiento Lanceros de Farnesio, quinto de Caballería.Dado en Palacio á veintitrés de enero de mil novecientos ocho. ALFONSO

Al mismo tiempo, Alfonso XIII es nombrado Coronel Honorario del Regimiento Olviopol, 7º de Ulanos del Ejército ruso. Este regimiento de Ulanos se creó el 22 de mayo de 1812 como Cuarto Regimiento de Cosacos de Ucrania, cambiando su denominación a Lanceros de Olviopol en 1830.

Con tal motivo, se organizaron sendas misiones diplomático-militares para hacer entrega de diversos uniformes y regalos. Y así, el sábado 28 de marzo de 1908, llegaba en tren a Madrid el príncipe Vladimiro Boris, primo del Zar Nicolás II, acompañado por una comisión del 7º Regimiento de Ulanos de Olviopol, -en adelante llamado de Su Majestad el Rey Alfonso XIII-, y que formaban el coronel Serge Vladimirovich de Tomaschevski, el capitán Dimitri Massalski-Souryn, el teniente Voldemare de Gladoun y el sargento mayor Strelnikov.

El rey Alfonso XIII, fotografiado junto con el príncipe Vladimiro Boris, primo del zar Nicolás II, en el Palacio Real de Madrid, en marzo de 1908.

Esa misma tarde, en el salón Gasparini del Palacio Real, el príncipe Boris entregaba al Rey Alfonso XIII su uniforme de coronel de su Regimiento de Ulanos en una breve ceremonia a la que seguiría un banquete de gala, tal y como recogía en sus páginas el diario ABC: 


Alfonso XIII con la comisión del Regimiento de Ulanos de Olviopol. El uniforme era de color azul claro, con los vivos y el peto blancos, botones plateados charreteras, cinturón, cartuchera y demás accesorios. Como prenda de cabeza, el schascás de crin blanca con el emblema imperial.


De la misma manera, a Rusia acudió en mayo de 1908 una Comisión, presidida por Su Alteza el infante D. Fernando de Baviera y Borbón -primo de Alfonso XIII-, al que acompañaban el General Milans del Bosch, y por parte del Regimiento Farnesio, el Coronel Huertas, el Capitán Cuñado y el Teniente Pérez del Pulgar.

En San Petersburgo, se hizo entrega al Zar del uniforme y las insignias de Coronel de Farnesio, así como un álbum de fotografías del Regimiento de Farnesio y las firmas de sus oficiales. Así lo contaba en edición de junio de 1908 la Revista de Caballería:

EL EMPERADOR DE RUSIA Y LOS JINETES ESPAÑOLES—Con objeto de hacer entrega al Emperador de Rusia del uniforme é insignias de Coronel honorario del Regimiento de Caballería de Farnesio, marchó á la capital del lmperio moscovita una Comisión, presidida por S. A. el Infante D. Fernando, y de la que formaban parte el General Miláns del Bosch, en representación de S. M. el Rey, y el Coronel Huertas, Capitán Cuñado y Teniente Pérez del Pulgar, que llevaban la del Regimiento Farnesio. Estos últimos señores fueron también portadores de un magnífico álbum, verdadera obra de arte, con fotografías, historial del Cuerpo y firma de la oficialidad.

La Comisión, recibida con los honores de ordenanza, obtuvo una acogida en extremo simpática, siendo objeto de atenciones que demuestran el afecto que á nuestro Ejército se tiene en aquella lejana nación. En los múltiples y recíprocos banquetes se testimonió elocuentemente las estrechas é íntimas relaciones entre nuestro Ejército y el ruso. 

Los oficiales del Regimiento Farnesio que viajaron a Rusia a cumplimentar al zar Nicolás II tras su nombramiento como coronel honorario de Farnesio. De pie, de izquierda a derecha: capitán Arturo Cuñado y Márquez, el cónsul honorario de España Alfredo L. Bauer, y el teniente Cristóbal Pérez del pulgar y Ramírez de Arellano. Sentados, de izquierda a derecha, el coronel Rafael Huerta Urrutia y un general ruso no identificado que luce en el cuello la Cruz de San Jorge de tercer grado.

Los gestos de amistad continuarían a lo largo del tiempo. Por ejemplo, se publicó en 1910 una Orden por la cual las hombreras de los uniformes de diario y gala del Regimiento Farnesio, 5º de Lanceros ostentarían la cifra N.II -de Nicolás II- en lugar de A.XIII., como marcaba el Reglamento de Uniformidad de 1909. 




El Rey encargó al pintor Antonio Ortiz Echagüe un retrato vestido con el uniforme de coronel de Ulanos de Olviopol, y que se enviaría al Regimiento en mayo de 1912 coincidiendo con la celebración del aniversario de su fundación.

Los ulanos de Olviopol desfilan ante el retrato de Alfonso XIII vestido de coronel honorario, en el aniversario del Regimiento, el 23 de mayo de 1912, en su acuartelamiento de la ciudad de Hrubieszów, hoy en Polonia.

Por su parte, los estandartes del Regimiento de Ulanos de Olviopol incorporaron la cifra del Rey de España Alfonso XIII, tal y como puede comprobarse en este ejemplar, correspondiente al año 1912 (ángulo inferior derecho) La historia de este estandarte está plagada de vicisitudes y en la actualidad se conserva en el Museo de Historia Militar de Artillería, Ingenieros y Comunicaciones de San Petersburgo (Rusia).


En diciembre de ese mismo año, 1912, otra comisión del Regimiento de Ulanos de Olviopol visitó Madrid, para entregar al Rey Alfonso XIII la medalla conmemorativa del Regimiento, y un álbum de fotografías del Regimiento. Además, la comisión, que formaban el coronel Pavel Dimitrievich Bursky, el capitán N. N. Jodnef, el teniente G.M. Daragan y un suboficial, traía diversos presentes del zar Nicolás II para el Regimiento del que era Coronel Honorario, el de Farnesio, 5º de Lanceros. Así lo contaba la Revista de Caballería, enero de 1913:
LA COMISIÓN RUSA DEL REGIMIENTO DE OLVIOPOL, 7º DE LANCEROS. — Una Comisión formada por el Coronel Bursky, Capitán Khodneff, Teniente Daragan y un Suboficial del citado Regimiento de Olviopol, del que es Coronel honorario S. M. el Rey de España, hizo entrega á su Augusto Jefe de la medalla conmemorativa del Centenario del Regimiento. D. Alfonso dispensó á la expresada diputación una acogida cordialísima, colmándola de atenciones propias de tan egregio Coronel.

He aquí la distribución del tiempo durante su corta estancia en Madrid:

Primer día.—Presentación y almuerzo en la Embajada rusa y por la tarde visita de la población y monumentos más notables.

Segundo dia.—Presentación á S. M. el Rey, entrega de la medalla conmemorativa y del álbum del Regimiento de Olviopol. Presentación á la Real familia y almuerzo en Palacio, terminado el cual S. M. conferenció largo rato con la comisión rusa.

Por la tarde, visita á sus Altezas Reales las Infantas Doña Isabel y Doña Beatriz y los Infantes D. Fernando, D. Carlos y D. Alfonso y é las autoridades civiles y militares.

Tercer día.—Cacería en la Casa de Campo, invitados por S. M. el Rey. Este día, y por orden de S. M., el Capitán Iradier les hizo entrega de cruces del Mérito militar correspondientes á sus categorías.

Cuarto día.—Regreso á Rusia.

Para acompañar á la comisión, que se hospedó en el Palace Hotel, fué nombrado el Capitán Iradier, y tanto al almuerzo de Palacio como á la cacería asistió, invitado por S. M., el Capitán Scouratoff, Agregado militar á la Embajada de Rusia en Madrid.

Todos los gastos de la comisión, fueron pagados por la Real Intendencia, de orden de S. M. el Rey.

Nosotros que tuvimos ocasión de conversar con el Sr. Coronel y Oficiales rusos, sabemos el imborrable recuerdo que estos bravos oficiales llevan de nuestro país, y sobre todo de su Augusto Coronel, de quien hablaban con un respeto y cariño tan sincero, que bien se veía era expresión de la vivísima simpatía que supo inspirarles y del profundo agradecimiento que á sus bondades guardan.

Desde esta REVISTA, los jinetes españoles saludamos á tan distinguidos compañeros, y, correspondiendo á expresivo ¡hurra! por ellos lanzado, gritamos con el afecto de hermanos de Arma: ¡Vivan los oficiales del Regimiento de Olviopol! ¡Viva la Caballería rusa!


Componentes de la delegación diplomática española a la entrada del Palacio de Catalina, en Tsárkoye Seló (1908). En el centro de la imagen, con uniforme de húsares de Pavía, S. A. R. el infante D. Fernando de Baviera, a su derecha el coronel Rafael Huerta y a su izquierda el gran duque Boris Vladimirovich. A continuación del gran duque, el general Joaquín Milans del Bosch y a su izquierda, también con uniforme de húsares de Pavía, el capitán José Pulido. Tras el coronel Huerta, el teniente Cristóbal Pérez del Pulgar, a su izquierda, detrás de S. A. R., el agregado militar de la Embajada de España en San Petersburgo teniente coronel E. M. Pedro Bazán, y detrás del gran duque Boris, el coronel príncipe Serge Alexandrovitch Dolgorouky, ayudante de campo de Nicolás II, a quien el zar designó como agregado a la persona del infante durante su estancia en Rusia. En el extremo izquierdo de la imagen el capitán Ramón Fernández de Córdoba.


Tendrían que pasar dos años, hasta mayo de 1914, fecha en que se hace entrega al Regimiento de esos regalos. En concreto, el 24 de mayo de ese año, el agregado militar de la embajada rusa en España, capitán Scouratov, visita el Regimiento Farnesio en su acuartelamiento Conde Ansúrez de Valladolid para entregar, en nombre del Zar, una copia del álbum de fotografías de los Ulanos de Olviopol, que aún se puede contemplar en la Sala Histórica del Regimiento, y un retrato del Zar Nicolás II vestido con su uniforme de Coronel de Farnesio. Desgraciadamente, el retrato desapareció años más tarde sin que hasta la fecha se sepa cuál fue su destino final.



Descubrimiento del retrato del zar Nicolás II. Bajo el retrato el capitán Scouratoff, a su izquierda el coronel Rafael Huerta, jefe del Regimiento Farnesio (24 de mayo de 1914, Valladolid).

Curiosamente, existe una copia, sin firma ni fecha, depositada en bastante mal estado de conservación entre los fondos que custodia el Museo del Ejército, de la que tampoco se sabe cuál es su origen ni cómo ha ido a parar al Museo.

A la izquierda retrato original. A la derecha copia del Museo del Ejército

A continuación se pueden observar algunas fotografías del álbum de los ulanos de Olviopol, que aún se puede admirar al completo en el Regimiento:





Pero es sin duda, la charoska el regalo del zar que con más cariño se guarda en el Regimiento Farnesio. Se trata de un recipiente de plata, ricamente adornado, en forma de portabotellas o sopera, cuya denominación en ruso es kovsh. Desde el siglo XVI, los zares lo usaban como regalo de amistad. En el caso concreto de la del Regimiento, se trata de un ejemplar de finales del siglo XIX, que representa una escena de caza con halcones, moldeada en plata por el prestigioso orfebre francés Peter Carl Fabergé.


Marcas del fabricante y del ensayador en la pieza del Farnesio.
Con ella, se hace la ceremonia de la charoska, un rito de recepción a los nuevos “farnesianos”, extendida ya al resto de Unidades de la Caballería española. Una descripción del rito nos viene narrada en el libro “La soledad de Alcuneza”, de Salvador García de Pruneda:

Era la charoshka una especie de rito militar del antiguo Ejército ruso, con el que se honraba al jefe y se recibía en el seno del regimiento al nuevo oficial. […]Colocábanse los oficiales en hilera por orden de antigüedad, apoyando cada uno los brazos en los hombros del que tenía delante. El más antiguo, que encabezaba la hilera, sostenía en un plato vuelto del revés un vaso lleno de vino, de aguardiente o de lo que fuera, con tal que fuese fuerte, y avazando la columna, cantando a coro una canción que empezaba diciendo: “Aquí te ofrecemos vino y alegría”, llegaba a la altura del recipiendario, que esperaba firmes, en cuya posición debía beberse el vaso de un trago”.

La celebración de la charoska en Farnesio se perdió tras la Guerra Civil, y no se recuperó hasta 1976, de la mano del Comandante Queipo de Llano, que estaba destinado en aquella época en el Regimiento. La ceremonia que se ha venido celebrando desde entonces introduce algunas variaciones con relación a lo descrito por García de Pruneda en su libro.

Así, al recién llegado al Regimiento se le recibe en círculo y no en fila, mientras que aquél no se bebe el contenido de la charosca en posición de firmes, sino sentado en una silla de montar. La mezcla oficial de licores para hacer una charosca incluye una combinación, por tercios, de champán, vodka y ron, zumo de naranja en abundancia, azúcar y hielo. Por último, la canción que se entona durante el rito tiene la siguiente letra:
“Soy un caballero noble y español.

Vengo a ofrecerte vino y alegría,

Como buen soldado de Caballería.

Toma esta Charoska y bebe hasta el final. 

Bébela (o “pínala”), bébela, bébela…”.




En el año 2014, con motivo del centenario de la entrega de los regalos al Regimiento Farnesio, una delegación de la Federación Rusa visitó la base de esta unidad de caballería, una de las más antiguas del mundo, en Valladolid.

Militares rusos y españoles en la Sala de Honor ante la charoshka.

José de Luis Alegre realizó un excepcional trabajo de investigación que profundiza más en esta relación entre Nicolás II y el Regimiento Farnesio. Fue publicado en el número 116 de la Revista de Historia Militar e incluye fotos inéditas de aquella época. Se puede descargar en PDF en el siguiente enlace:

Revista de Historia Militar número 116

En este blog también se publicó una entrada sobre cómo Alfonso XIII intentó salvar a Nicolás II durante la Revolución rusa. Se puede leer en el siguiente enlace:

¿Por qué Alfonso XIII no pudo salvar al zar Nicolás II?

domingo, 21 de octubre de 2018

El mito de Don Juan en la cultura rusa

Desde hace unas décadas se ha ido imponiendo y haciéndose hueco en España una fiesta ajena a nuestra tradición: Halloween. Calabazas, zombis, brujas, arañas, telarañas, niños de casa en casa pidiendo caramelos, etc. es la nueva manera de celebrar la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre (festividad de Todos los Santos). En España además de hacer una visita a los cementerios o comer los típicos pastelitos llamados huesos de santos, también se celebraba aquella noche una representación teatral que no faltaba en ningún pueblo de nuestra geografía, el Don Juan Tenorio. Aunque todavía es posible verla en algunos pueblos programada para esa noche, y normalmente representada por los propios vecinos del pueblo, cada vez es más rara encontrarla y lamentablemente acabe por perderse esta artística y original tradición. A continuación profundizaremos un poco más sobre esta obra teatral y su eco en Rusia.


¿Por qué se representa el 1 de noviembre?


La tradición de representar el Tenorio durante la festividad de Todos los Santos o la víspera de Difuntos se pierde en la noche de los tiempos. Existe disparidad de opiniones. Algunos autores dicen que Zorrilla escribió la obra un 1 de noviembre, otros se equivocan afirmando que el segundo acto, la escena del cementerio, transcurre durante ese día, pero todos coinciden en afirmar que la costumbre se estableció por los recursos dramáticos que se utilizan en la segunda parte de la obra, donde adquiere el protagonismo la muerte, las presencias fantasmagóricas, la redención y salvación del alma del arrepentido. Todo ello ambientado en un siniestro cementerio donde los muertos cobran vida. Y también es cierto que la segunda vez que se representó el Tenorio, 16 años después de su estreno, era un 1 de noviembre. Fecha que quizá se eligió ya que por aquel entonces eran habituales las representaciones de los autos sacramentales o quizá, por casualidades de la vida o por el ojo avizor de un avispado programador. Posteriormente fueron Rafael Calvo y Antonio Vico quienes recuperaron la tradición anual de representar la obra de Zorrilla.

Monumento a Don Juan Tenorio en Sevilla


¿Cómo llegó a Rusia?


Para empezar hemos de decir que el Don Juan Tenorio fue escrito en 1844 por José Zorrilla basándose en la obra de Tirso de Molina "El burlador de Sevilla y convidado de piedra" de 1630. Sin embargo fue Zorrilla quien le dio fama haciéndola una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan. Este Don Juan es un personaje arquetípico, configurado en la literatura española y con larga descendencia literaria europea. Hasta tal punto es recurrente en la literatura que en la actualidad llamamos "donjuán" a todo hombre promiscuo o que tiene éxito con las mujeres.

Al resto de Europa Don Juan llegó de la mano de autores como Molière, Goldoni, Hoffman, Byron o Mozart entre otros. Fue con este último y con su ópera Don Giovanni como acabó llegando a Rusia. Cuando se estrenó la versión rusa de Don Giovanni, entre los espectadores se encontraba Alexander Pushkin. El ya exitoso escritor ruso tomó prestados algunos elementos del libreto de Lorenzo da Ponte, pero escribió su propia versión. La llamó "El convidado de piedra" (Каменный гость). En la actualidad esta expresión se utiliza (también en ruso) para referirse a aquella persona que en una reunión, no interviene en ella y pasa desapercibido o es ignorado por los anfitriones. En las negociaciones, se dice frecuentemente de quien es invitado por compromiso, pero no es tenida en cuenta su opinión. La obra la incluyó dentro del ciclo de las "Pequeñas tragedias" (Маленькие трагедии) escritas durante la etapa del "Otoño de Bóldino" (Болдинская осень).

En la ópera rusa


Basándose en la obra de Pushkin el compositor Aleksandr Dargomyzhski compuso una ópera con las colaboraciones de César Cui y Nikolai Rimski-Kórsakov. Este último editó una última vez la obra en 1903 para convertirla en la versión estándar.



En la decoración para la representación de la ópera en 1917 participaron el pintor Alexander Golovin y su amigo Konstantin Korovin, a quien ya dediqué un artículo en este blog. A continuación se muestran dos bocetos de Golovin:

La tumba del comendador

En las murallas de Madrid


En el cine ruso


Se han realizado varias adaptaciones cinematográficas en Rusia. La primera de ellas, en 1967, es una adaptación de la ópera que he comentado anteriormente:



En 1971 encontramos ésta del Teatro Dramático de Leningrado A. S. Pushkin:



En 1979 dentro de la serie "Pequeñas tragedias" de Pushkin podemos ver al famoso artista polifacético Vladímir Visotski interpretando a Don Juan. El director, al elegir a un actor para interpretar el papel de un héroe seductor tuvo en cuenta la semblanza entre el artista y el personaje. Schweizer dijo: "Es un poeta y un hombre (…) Veréis, los protagonistas de Pushkin viven al "borde de una profunda oscuridad" y encuentran placeres inexplicables que aparecen ante una tragedia inminente. Don Juan está entre ellos y Visotski también". Fue su último papel antes de su muerte.

La serie "Pequeñas tragedias", dividida en tres capítulos, narra de forma intercalada las historias que componen las "Pequeñas tragedias" de Pushkin ("El caballero codicioso", "Mozart y Sallieri", "El convidado de piedra" y "Una fiesta en tiempos de  peste"). El "Convidado de piedra" comienza en el minuto 56:30 del capítulo 2:


Y continúa hasta el minuto 41:30 del capítulo 3:


En 2009 se estrenó una versión animada de "El convidado de piedra" en la que Elizaveta Boyarskaya interpreta a Laura. Sobre Elizaveta la directora comentó: "Necesitaba una Laura brillante. Durante mucho tiempo busqué una actriz hasta que alguien me propuso a Liza. Eso fue hace dos o tres años cuando ella todavía no era tan conocida, y yo en general no oía mucho sobre ella. Pero Boyarskaya respondió completamente a mi idea de Laura: apariencia deslumbrante, pasional, ojos resplandecientes." En la película también participa la cantante Zara en el papel de Doña Ana. La película recibió 2 Águilas de Oro (Золотой Орел).




En la pintura rusa


Iliá Repin pintó en 1885 una escena de "El convidado de piedra" en la que aparecen Don Juan y Doña Ana:


domingo, 30 de septiembre de 2018

Santiago Esteban de la Mora, el arquitecto que urbanizó Logroño inspirándose en Moscú


Santiago Esteban de la Mora (Valladolid, 1902 - Madrid, 1988) fue un reconocido arquitecto y urbanista. Fue miembro de la GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea). Entre sus obras más conocidas en España se encuentran el edificio Telefónica (ubicado en la Gran Vía de Madrid), el edificio Telefónica de Valencia (situado en la Plaza del Ayuntamiento), la Central Telefónica del Grao de Valencia y el monumento a Pablo Iglesias en Madrid, destruido tras concluir la Guerra Civil.

El edificio Telefónica de Valencia

Sus ideas comunistas no le impidieron casarse con Nina Sterlowa, una rusa blanca exiliada en Madrid. Era uno de esos matrimonios inverosímiles por los que nadie apostaría. Para más inri fue cofundador de la Asociación de Amigos de la URSS, el país del que tuvo que huir su mujer por motivos políticos.  A pesar de todo, el matrimonio vivió unido hasta el final.

En la siguiente imagen podemos ver una foto de Nina en una interesante entrevista para un periódico de la época en la que cuenta su vida y la situación de los rusos blancos en España.



Durante 1934 con Luis Lacasa y Jesús Martí Martín participó en el concurso de proyectos para la construcción de poblados en las zonas regables del Guadalquivir y Guadalmellato.

También en 1934 viajó becado a Londres donde tradujo al español algunas obras del urbanista británico Patrick Abercrombie.

En 1935 gana el concurso del Plan de Extensión de Logroño para el cual se inspiró en la ciudad de Moscú. Podemos ver el acta del fallo del jurado a continuación:




Ese mismo año, encontrándose en Moscú, realiza un análisis sobre el nuevo trazado de esta ciudad tras la Revolución Rusa llamado "El Proyecto del Gran Moscú " en donde alaba el nuevo diseño, que tomaría de referencia para Logroño:




En 1939, tras iniciarse la Guerra Civil, partió hacia el exilio junto con su mujer Nina, primero en la Unión Soviética donde colaboró con Mercadal, con el que conservaría una estrecha amistad. En 1942 y dentro de la política de depuración del magisterio fue inhabilitado en España por el correspondiente Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España.​ Tras un periplo por Francia e Inglaterra viajó a América para establecerse en Bogotá. 

En Bogotá proyecta, como trabajos oficiales: la revisión de los planos del Palacio de Comunicaciones; la restauración de la iglesia de Santo Domingo, y las nuevas vías de acceso a la Plaza de Toros. Dicta durante cinco años la clase de Urbanismo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional. Dictó esta cátedra a los primeros arquitectos colombianos. En Colombia será conocido por haber diseñado la plaza de toros de Santamaría.

Al parecer regresó a España donde falleció, si bien sus descendientes acabarían residiendo en Colombia hasta hoy.

sábado, 1 de septiembre de 2018

José María Bravo, el piloto que escoltó a Stalin

José María Bravo Fernández-Hermosa (Madrid, 8 de abril de 1917 - ibídem, 26 de diciembre de 2009) fue uno de los ases de la aviación republicana. 



Realizó sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza, donde obtuvo buenos resultados académicos. Sus buenas notas le permitieron hacer un intercambio de estudios durante un año a Alemania. Tras estallar la guerra civil española, su incipiente carrera como ingeniero y su experiencia como piloto de vuelo sin motor, avocaron a José María a presentarse como voluntario para las futuras Fuerzas Aéreas de la República Española.


Aceptada su solicitud, fue enviado a la Unión Soviética para tomar parte en el primer curso de formación de pilotos de combate. Tras seis intensos meses de instrucción en Kirovabad, regresó a España como sargento piloto de caza especialista en Polikarpov I16 Mosca. Su habilidad a los mandos de este avión, su indudable carisma y dotes de mando pronto le hicieron sobresalir de entre el resto de sus compañeros. Los rápidos ascensos a teniente (11 de marzo de 1938) y capitán (31 de mayo del mismo año) hablan por sí solos de la capacidad de Bravo para la lucha en el aire.



Ya al frente de la 3ª Escuadrilla de Moscas, participó en las batallas de Levante y Ebro, jefatura que dejó para ocupar la subjefatura del Grupo 21 de Caza de las Fuerzas Aéreas de la República. Contaba con tan sólo 22 años y ya era responsable de la unidad aérea más poderosa de la aviación leal. La imparable ofensiva franquista en Cataluña empujó a las exhaustas tropas republicanas hasta la frontera francesa en febrero de 1939. Bravo ingresó así en los campos de concentración de Argèles sur Mer y Gurs, donde pasó penurias hasta que al cabo de cinco meses llegó la oferta de la embajada soviética para ir a la URSS. La Guerra Civil había terminado para él. Durante toda su actividad en la guerra se le atribuyen 23 derribos individuales, 1200 horas de vuelo y la participación en 160 combates.


Polikarpov I-16 de la Fundación Infante de Orleans pintado con los emblemas de la F.A.R.E.. Lleva la matrícula CM-249, la del avión que en su día pilotó Bravo.

Retomó sus estudios de ingeniería en la escuela de Kharkov, Ucrania. Allí le sorprendió, en junio de 1941, la invasión alemana.

Ante la imposibilidad de ingresar en la fuerza aérea, Bravo, junto a un contingente de refugiados españoles, ingresó en una unidad guerrillera, con la que luchó en la retaguardia alemana en operaciones de sabotaje nocturno en la región del Mar de Azov. José María decía de esta época: "Yo, que me hice piloto para no tener que andar, me vi teniendo que caminar noche tras noche, entre enemigos, y con nieve hasta las rodillas".

Esta situación cambiaría cuando, a mediados de 1942 se admitió en la Aviación Soviética a un grupo de pilotos republicanos. Bravo recordó al respecto: "Los instructores no hablaban español, nada, y nosotros no hablábamos ruso. Al tomar tierra estaba la intérprete, pero en el aire... tenía gracia, los instructores llevaban sujeta con gomas en la rodilla una tablilla donde se decía palanca atrás, palanca adelante, dar gas, quitar gas".

Destinado a defensa antiaérea, su misión consistió en impedir los ataques a los campos petrolíferos de la región de Bakú.

En 1943 se le asignó su misión más importante: escoltar a Stalin en su viaje a Teherán para asistir a la histórica reunión que tuvo lugar en dicha ciudad. "Ordenaron a nuestra escuadrilla proteger dos bimotores de pasajeros hasta Irán. La orden era interceptar cualquier avión que se acercara. Sólo una vez allí supimos que se trataba del camarada Stalin, que había ido a la conferencia de Teherán con Churchill y Roosevelt. A la vuelta, Stalin me estrechó la mano y me preguntó si era georgiano". Por este servicio fue condecorado recibiendo la orden de la Gran Guerra Patria de 1º Grado y al resto de los pilotos la de 2º Grado.

Entre las misiones que desempeñó se incluía también la de transportar nuevos aviones que los norteamericanos hacían llegar por el Pacífico o el Índico a la URSS para su aviación militar. Nunca le encomendaron traslados desde el Índico pero si desde el Pacífico. En este último destino debía ir a Moscú y desde allí viajar en ferrocarril hasta Kamchatka en el extremo oriente, recoger uno de los aviones y pilotarlo hasta la base en Kirovabad a través de Siberia y las repúblicas centroasiáticas. En uno de aquellos viajes tuvo una avería y hubo de aterrizar en la estepa mongola, donde esperó una semana conviviendo con pastores nómadas mongoles, hasta que pudieron recogerle y arreglar el avión técnicos enviados desde la lejana base.

Finalizada la II Guerra Mundial, y ya como teniente coronel, Bravo fue desmovilizado en 1948. Tras 12 años de contiendas, ingresó como profesor en el Instituto de Idiomas de Moscú, del que llegaría a ser decano, impartiendo docencia y clases de español.

Se casó, en primeras nupcias al acabar la guerra con una importante ingeniera de la que tuvo un hijo, Igor, en 1948, que actualmente vive en Moscú, y posteriormente con Natacha Ulianova, excelente filóloga, que fue su compañera para el resto de su vida, y a quien conoció siendo ella estudiante del Instituto de Idiomas, y de quien tuvo una hija, Ludmila, quienes viven en Madrid.



En 1960 pudo volver a España sin encontrar excesivas dificultades por parte de las autoridades franquistas debido a su pasado de militar republicano y su anterior estancia en la URSS. Desde 1976 colaboró en la creación de la Asociación de Aviadores de la República (ADAR) para lograr el reconocimiento de los grados y cargos profesionales de la Aviación republicana, cosa que finalmente consiguió. Fruto de sus gestiones, en 1978 fue nombrado Coronel del Ejército del Aire, con todos los derechos que conlleva su graduación militar. Desde entonces se dedicó a colaborar y apoyar a la Fundación Infante de Orleans, especialmente en la búsqueda de financiación para poder adquirir un I-16, el mítico avión de su juventud. escribió sus memorias en El Seis Doble y acudía a cuantas citas aeronáuticas le permitía su edad. En marzo de 2005, y en compañía del piloto Yago Alonso, volvió a volar en un avión de origen ruso e incluso hizo alguna acrobacia. Por su contribución durante la II Guerra Mundial el embajador de Rusia le condecoró con la orden de Zhukov. También compaginó su pasión por la aviación con la docencia y traducción de ruso para organismos oficiales. Con el tiempo se convirtió en uno de los mejores traductores literarios de la gran literatura clásica rusa al español, habiendo dejado una rastro de traducciones verdaderamente magníficas, entre ellas Turgueniev, Pushkin, Chejov, etc., muchas veces en colaboración con su esposa Natalia, que fue durante años profesora de ruso en la Universidad de Madrid.



Aún fiel a los ideales del joven as que fue, supo olvidar rencores pasados y reconocer en cualquier piloto, incluso franquista, a un amigo. Su casa y su corazón se abrían de par en par a todos aquellos, que como él hacía, amasen la aviación.

José María poco antes de su muerte


En 2012 Rusia recordó su historia en una película biográfica, El Español ("Испанец"), dirigida por Aleksandr Tsatsuev y protagonizada por Vladimir Panchik en el papel de Bravo.










domingo, 26 de agosto de 2018

Cuando España se disfrazó de Rusia


Hace poco más de 50 años se rodó en España "Doctor Zhivago", una de las películas más importantes de la historia del cine, ganadora de cinco Oscars y candidata a otros cinco además de obtener 5 Glosbos de Oro. Fue dirigida por David Lean. Está considerada la octava película más taquillera de la historia del cine y suele entrar en las listas de las 50 mejores películas de la historia. Es un drama épico basado en la novela homónima del escritor ruso Borís Pasternak, quien recibió el Nobel de Literatura por esta obra.

Los personajes principales de la película junto al director en Madrid


El productor artístico John Box había elegido nuestro país para el rodaje de ‘Doctor Zhivago’ tras descartar un buen número de candidatas, entre otras Rusia (imposible trabajar allí porque la novela estaba prohibida), Finlandia (la candidata ideal, pero con un frío extremo que hubiera hecho casi imposible la labor de los actores), Yugoslavia (falto de la infraestructura necesaria para una película de esas características). Así que el productor, conocido como ‘El Mago,’ y David Lean optaron por las tierras castellanas, Madrid y la estación de Canfranc en Huesca para representar las estepas rusas necesarias para filmar su película. Fue rodada en su mayor parte en Soria y el resto entre Madrid, la presa de Aldeadávila en Salamanca, y otras ciudades españolas. A continuación desgranaremos las principales localizaciones de rodaje por provincias.




Soria


La elección de la provincia de Soria para el rodaje del 80% de las localizaciones de Doctor Zhivago se resumía en tres razones de peso: Por un lado, era de los pocos sitios en el mundo dónde seguían existiendo las locomotoras de vapor (los trenes son un protagonista más del largometraje), por otro, la "garantía de nieve" y su paisaje que se forma por campos infinitos que podían asemejarse a la gran estepa rusa y finalmente, se encontraba razonablemente cerca de Madrid, donde se estaba rodando algunos de los interiores del largometraje y la recreación de algunos de los escenarios del Moscú Bolchevique. Además, un gesto de agradecimiento del embajador norteamericano a la acogida con que se le recibió en Soria en su visita de 1963 y el regalo que le hizo la Cámara de Comercio e Industria de Soria de una maqueta de la iglesia de Santo Domingo que tanto le había impresionado pudieron haber ayudado a la elección.

El rodaje de Doctor Zhivago dejó a la provincia muchos millones de las antiguas pesetas y fue una auténtica revolución para la Soria de la época, que apenas contaba con 15.000 habitantes. Se contrataron cientos de extras, especialistas y técnicos locales. Naves y granjas fueron alquilados para convertirse en almacenes y oficinas (como por ejemplo las antiguas dependencias de la Escuela de Magisterio en El Espolón). A los propietarios de los campos de cultivo se les pagó cosechas enteras por utilizar los parajes y todos los hoteles de la zona colgaron durante dos años el cartel de “completo”. La Metro Goldwyn Mayer, en agradecimiento a la provincia de Soria y sus habitantes regaló a la ciudad su primer parque de columpios, que se instaló en el espacio natural de La Dehesa.

Muchas fueron las localizaciones de las tierras Sorianas elegidas por el director David Lean, pero quizás, algunas de las más representativas fueron La Estación de Cañuelo de Soria, el pueblo de Candilichera, Ólvega de Moncayo, Villar del Campo o el Pantano de la Cuerda del Pozo .


La estación de Cañuelo de Soria


La estación de Soria también conocida con el nombre de Soria-Cañuelo es una estación ferroviaria situada en la ciudad española de Soria en la comunidad autónoma de Castilla y León que se convirtió durante meses en la estación de Yuriatin (Rusia). La estación que data del siglo XIX, está a día de hoy completamente reformada, pero en 1965 fue el escenario perfecto de una estación decadente de cualquier pueblo ruso que vio llegar a la familia Zhivago en una escena mítica de la película. La productora alquiló tres locomotoras de vapor y sesenta vagones ya desechados del servicio de Renfe, que colaboró desinteresadamente en esta cinta de proyección internacional. Sobre las locomotoras, destaca la imponente ‘Mikado 141.2239’, disfrazada para la ocasión como un tren militar ruso en el que viaja el Coronel Strelnikov.








El pueblo de Candilichera


Perteneciente a la comarca de Campo de Gomara, provincia de Soria, es una localidad de a penas 500 habitantes que fue elegida por la Metro Goldwyn Mayer por sus interminables campos de cereales que se transformaron en las cercanías del palacio de hielo de Varíkino (en la película, un palacete en las afueras de Yuriatin), una casa en mitad de un páramo a la que se le incluyó diversos adornos para que diera la impresión de un palacete de estilo ruso. Todo el entorno, fue cambiando de decorado según las 4 estaciones del año. Especialmente fantasmagórica es la escena en la que se ve el palacete completamente helado (artificialmente) con aullidos de lobos como fondo.






Ólvega, los montes Urales rusos


Los parajes solitarios y casi inhóspitos de esta localidad con el imponente Moncayo de fondo, se transformaron en los montes Urales rusos que tan presentes han estado en toda la película. Como anécdota destacar que muchas de las escenas se rodaron en verano y se simuló la nieve del Moncayo con enormes plásticos que reflejaban la luz del sol sobre el monte creando una ilusión óptica que, a la vista del espectador, aparecía como un paisaje completamente invernal. Alguna de las secuencias, no quedaron tan bien como cabía de esperar, y terminaron filmándose en Finlandia (rodar todas las escenas en el país nórdico se descartó por la dificultad de trabajar tantas horas en un clima tan gélido).





Villar del Campo: el último tren de la familia Zhivago


Esta pequeña localidad de poco menos de 30 habitantes, según el último censo, tiene un gran protagonismo y una negra anécdota asociada al rodaje que comentaré más adelante en la sección de anécdotas.





Laguna Negra


El espléndido paraje soriano de Laguna Negra también aparece en la película, cuando Yuri Zhivago sale a dar un paseo y es recluido por los soldados de Strélnikov.

Pantano de la Cuerda del Pozo


Situado a escasos kilómetros de la capital soriana, rodeado de pinares y a los pies de los picos de Urbión, se encuentra el pantano o embalse de La Cuerda del Pozo en el término municipal de Vinuesa. Precisamente entre sus pinares se rodaron muchas las secuencias de huida y batalla de la película.





Hoteles de la zona donde se alojaron los protagonistas y el equipo técnico


Hotel Comercio: el Hotel Comercio, estaba ubicado en la Plaza Mariano Granados, en lo que hoy ocupa la sede de Caja Duero. Aquí se alojó gran parte del elenco de actores: Cuentan que era frecuente toparse con Geraldine Chaplin que siempre estaba dispuesta a conversar con los lugareños. A Omar Shariff (Doctor Zhivago) a quién le gustaba pasear tras los rodajes por el parque de la Dehesa con su hijo que participó en el largometraje haciendo del hijo del protagonista, de ahí el gran parecido físico; o a Julie Christie, la bellísima Lara, a la que le gustaba pasear por los comercios y que hace dos años en el Festival de San Sebastián saludaba a unos amigos aún en el castellano que aprendió.

Hotel las Heras: Es el único que sigue albergando huéspedes bajo el nombre de hotel Leonor Centro.

Hotel La Florida: hoy acoge la Comisaría Nacional de Policía.


50 aniversario del rodaje en Soria


En el 50 aniversario de la película Soria preparó un exposición con recuerdos y fotografías de la película y del rodaje. La exposición repasó el contexto histórico de la novela y la película, sus curiosidades artísticas, la figura del director David Lean, la elección de los actores y lo que supuso para la ciudad de Soria la película.

Entre los objetos se pudo contemplar el trineo utilizado en la película para el desplazamiento desde la estación de Varíkino hasta el palacete de hielo, una edición ilustrada y fechada en 1958 del libro “Doctor Zhivago”, un carruaje, una balalaika, fotografías originales, planos y documentos de la logística del rodaje. Muchas de las fotografías se han recopilado entre los vecinos de Soria y de los pueblos en los que participaron ellos o sus familiares como extras en el rodaje o como ayudantes en la logística del equipo cinematográfico.







Madrid


Los interiores se rodaron en los estudios CEA.

La gran calle de Moscú donde se desarrolla la primera parte tardó cinco meses en ser recreada en un inmenso descampado (en la actualidad es la calle Sivano) de Canillas, entonces un barrio prácticamente desierto de Madrid. Además, fueron reconstruidas las tiendas de principios del siglo XX, se hizo un tranvía a propósito e incluso se levantó el Kremlin que asomaba al fondo y una Torre de San Nicolás. La casa de Yuri Zhivago, el protagonista de la película, estaba en el otro extremo. Se había levantado cerca de lo que hoy es una estación de servicio, a la altura del número 90 de la calle de Silvano.










Otros lugares de rodaje fueron el Palacio del Capricho y la estación de trenes de Delicias.

Rodaje en Delicias




Documental sobre el rodaje de la película en Madrid:


En Madrid también hubo una exposición con motivo del aniversario



Salamanca


En la presa de Aldeadávila se rodaron las escenas del principio y del final de la película.






Equipo técnico español


Además de los extras, que solían ser vecinos de las localidades donde rodaban o trabajadores de la presa de Aldeadávila, en la película participó un equipo de especialistas españoles, fontaneros, carpinteros, jardineros, albañiles, escayolistas... En aquella época los técnicos de cine españoles estaban muy bien valorados ya que habían adquirido una gran experiencia al rodarse numerosas películas de Hollywood en territorio español. España fue y sigue siendo el plató más grande de Hollywood fuera de sus estudios. Algunos de estos especialistas fueron: los pintores de decorados Francisco Marinas y Julián Martín, el fotógrafo Manuel Berenguer y su asistente Santiago Torres, el director artístico Gil Parrondo, el jefe de eléctricos Miguel Sancho o el encargado de atrezzo Julián Mateos y el asistente de dirección Perico Vidal

El extra Bonifacio Saavedra (a la derecha) durante el rodaje en Madrid



Anécdotas


El rodaje de la película en España está plagado de anécdotas y curiosidades. A continuación enumeraré algunas de ellas:

- Sobre la leyenda de la escena rodada en Villar del Campo. La escena de por sí es muy dura, ya que llega un momento en que la mujer tropieza y se cae bajo las ruedas del tren. El rumor de que la figurante se había caído realmente y había perdido las dos piernas corrió rápidamente por la localidad, ávidos tal vez de algo jocoso que comentar. La broma no cayó demasiado bien en el equipo de rodaje; tal como contó Geraldine Chaplin en una entrevista tiempo después, el director no paraba de gritar: “¡Que vistan a la doble de la figurante!”. Porque no quería parar de rodar y porque sabía que la mujer que se había tropezado no se había hecho nada (solo algunas heridas sin importancia). Resulta anecdótico saber que la extra accidentada era la actriz húngara afincada en España, Lili Murati, que se hizo famosa tiempo después gracias a diversas producciones españolas. 

Órden de rodaje




- Sobre la escena de la manifestación. La anécdota ocurrió cuando el sargento policial, encargado de vigilar el recinto, se puso muy nervioso al escuchar el himno bolchevique y fue a buscar a otros agentes de policía armados para irrumpir en el escenario, paralizando la grabación. Solo cuando el equipo de rodaje los tranquilizó explicando que se trataba solamente de una película y no de un acto de provocación, pudieron retomar la escena no sin una serie de “medidas cautelares” por parte de la policía franquista. Temerosos de que los extras (muchos de ellos, antiguos combatientes republicanos) se aprendieran la letra del himno bolchevique, se apuntaron los nombres de varios figurantes para controlar posibles revueltas contra el régimen de Franco, encubiertas por la grabación, y exigieron al equipo de rodaje norteamericano que, en lo sucesivo, para rodar aquella escena, los extras cantaran un pasodoble. 



- Otra anécdota que se derivó del rodaje, esta vez positiva, fue que al barrio pobre de Canillas le cayera una inversión fuerte en dólares por lo que muchos figurantes cobraron una suma considerable de dinero: 1500 pesetas diarias, con un extra de 1000 si hacía demasiado calor y otras 1000 si tenían que dormir de noche en el set de rodaje, ya que se realizaron muchas escenas nocturnas. El sueldo mínimo profesional de un actor figurante era de 75 pesetas.  En Soria se grabó con temperaturas de 30º la batalla sobre el río helado, aunque la jornada en la que más calor pasaron los actores fue durante el rodaje de las escenas en el palacio de hielo de Varíkino, cuando tuvieron que vestir pieles y abrigos a pesar de los 40º de temperatura.

- Se escogió Soria por la garantía de nieve pero en contra de las predicciones meteorológicas, pasaban los meses y no nevaba. Fue el invierno más cálido en 50 años. Hubo que recurrir a toneladas de sal, polvo de mármol, plástico blanco y cera derretida rociada con hielo para trasladar pueblos sorianos como Candilichera, Gómara o Villaseca al invierno siberiano.

- Para que el exterior de la casa donde Yuri y Lara viven su amor -en realidad, un pueblo de Soria- estuviese rodeado de flores, se importaron de Holanda cientos de narcisos amarillos que se plantaron el otoño anterior con el fin de que brotasen en el momento de rodar esas escenas, en primavera. La obsesión de Lean por los detalles era tal que, por ejemplo, durante la filmación de la famosa escena de Lara con el vestido rojo, el cineasta gritó «corten» para ordenar que en el espejo del fondo se dibujase un corazón atravesado por una flecha, que apenas podía distinguirse en el plano.  Para cambiar de la primavera al otoño de un día para otro, pintaban todas las flores y las hojas de los árboles a mano.

David Lean durante el rodaje en Madrid

- Para rodar la película compraron ratas de laboratorio a la Universidad Complutense y las pintaron de gris porque éstas eran blancas. Al acabar el rodaje no sabían qué hacer con ellas y las devolvieron a la universidad. Hicieron buen negocio al vender algo que recuperaron... de otro color.

- Muchas niñas españolas recibieron el nombre de Lara en honor a la protagonista de la película. Este fenómeno se dio más en los lugares donde se rodó. El cine Lara de Soria también fue bautizado así por este motivo.

- Miguel Delibes supervisó los diálogos en español de la película.

- Como resultado de la llegada a Soria de los empleados que trabajaban para la Metro Goldwyn Mayer alguno de ellos terminó casándose en Soria.

- En el rodaje se utilizaron 120 perros, 50 palomas, 60 cuervos, 50 perdices rojas, dos pavos reales y varios ciervos.

- Las dos protagonistas de la película, Julie Christie y Geraldine Chaplin mantuvieron su relación con España después de la película: la primera vivió durante varios años en Alicante, y la segunda estuvo casada con el director español Carlos Saura hasta 1979. 




Dos documentales sobre el rodaje de la película